domingo, 22 de marzo de 2009

Cuando mamá llora, llora el mundo, tal es mi concepción.
Es la imagen más violenta de la que se tiene conocimiento hasta el presente: desata, descomprime, libera, estruja y potencia sentimientos tan simples y profundos, que los hombres no han sabido encontrarles definición todavía. Hay un acto de soberbia más grande que el de pretender ponerle nombre a los sentimientos? El de osar ubicarlos dentro de un marco controlable, descriptible, criticable?
Mil colores tiene la venganza, y cuando el mundo logre hacer llorar a mi madre nuevamente, usaré todos y cada uno en su contra, y todavía nuevos.

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